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lunes, 29 de octubre de 2012

Libertad y verdad en Romano Guardini

La semana pasada iniciamos la lectura de la conferencia Libertad que podemos encontrar en el libro Preocupación por el hombre (Editorial Guadarrama, Madrid, 1965, 127-142). Comentamos en esa ocasión las circunstancias históricas que dieron lugar a esta conferencia y nos detuvimos en el tema de la profesión que se aborda secundariamente y siempre en relación a la libertad. Hoy queremos centrarnos en la idea clave a partir de la cual Romano Guardini vertebra toda la conferencia: la libertad y su relación con la verdad. 

Al inicio de sus reflexiones nuestro autor se refiere a la libertad en términos generales, es decir, como la ausencia de coacción, sea del estado, de un individuo o de un grupo social, en el modo de conducirse en la vida siempre que en ello no perjudique al prójimo: "Soy libre en la medida que puedo hacer sin estorbos lo que corresponde a mi ser humano en la medida en que no daño el derecho análogo de otro" (Libertad en Preocupación por el hombre, 128). Sin embargo, no tarda mucho en entrar de lleno en lo que él va a considerar requisitos o presupuestos fundamentales de una libertad madura y responsable. Por ejemplo, cuando indica que la libertad no se realiza de manera pasiva, ha de ser buscada por sí misma y es tarea del individuo: "La libertad no se realiza por sí misma, sino que ha de ser deseada. Está cimentada en la disposición natural, madurada por la historia, garantizada por la ordenación de la comunidad, pero también es tarea y obra de cada individuo. No hay libertad pasiva" (Libertad en Preocupación por el hombre, 128). 

En este contexto de búsqueda y conquista de la libertad Romano Guardini introduce el elemento clave a partir del cual va a construir el pensamiento central de toda su conferencia: la convicción. Ahora bien, ¿qué se entiende en esta conferencia por convicción? El conjunto de principios éticos o valores morales a partir de los cuales un inidividuo maduro y responsable configura toda su existencia, es decir, el derecho 
"(...) a pensar sobre el sentido de la existencia tal como le parezca justo: a dar su juicio sobre vida y muerte, trabajo y propiedad, familia y Estado y todas las demás cuestiones posibles de la existencia, según lo requiera su conciencia de verdad; la posibilidad de decidir su propia opinión y vivir conforme a ella, dentro de las frontreras que establece el derecho análogo a los demás. Más aún: hay libertad cuando no sólo el individuo tiene la posibilidad de hacerlo así, sino cuando la actitud de la generalidad considera justo y hermoso que lo haga así, y lo aguarda para él" (Libertad en Preocupación por el hombre, 129).
Este tipo de convicción debe distinguirse de la despreocupación o de la arbitariedad en el pensar o en las simples opiniones sobre cuestiones políticas o de otra índole.  Se trata de que esas convicciones descansan sobre lo siguiente: "que haya una conciencia de que existe la verdad, un deseo de encontrarla y un empeño en defender lo reconocido." (Libertad en Preocupación por el hombre, 130). O dicho con otras palabras: "la libertad no es el derecho  la despreocupación ni  la arbitrariedad en la opinión, sino que descansa en una relación auténtica con la verdad" (Libertad en Preocupación por el hombre, 129).

Este es el requisito fundamental para que pueda darse. De este otro modo la libertad se convierte en mera propaganda política o en una quimera idealista. La libertad exige por parte del individuo, y también de la sociedad, el empeño serio y responsable por dilucidar y encontrar la verdad sobre las grandes cuestiones de la existencia humana. En opinión de Romano Guardini la ausencia de esto debilita al ser humano y lo predispone a la manipulación del totalitarismo estatal. Escuchemos a Guardini: 
 "Ese empeño es lo que da a la exigencia de la libertad el peso personal, que hace de ella algo más que la mera pretensión de seguir el humor de las ideas o poder repetir lo que ha dicho un compañero de la oficina. Sin ese empeño, se vacía. En lugar de la convicción, con su fuerza de carácter, aparece el azar de las opiniones del día, hasta que la falta de base interior se hace tan grande que pueden irrumpir la violencia política, la doctrina partidista y las prescripciones del Estado para decidir: ¡Tienes que pensar así! Entonces el hombre queda esclavizado, por bien que le vaya y por grandes que lleguen a ser sus logros en ciencia y técnica" (Libertad en Preocupación por el hombre, 130).
A partir de esta idea Romano Guardini analiza a libertad en la elección de la profesión, en la constitución de un matrimonio y familia, en la libertad de enseñanza,  en la misma democracia y la libertad de información. De todo ello esperamos hablar la próxima semana.

Otros textos sobre la libertad en las obras de Romano Guardini.
 Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, BAC, Madrid, 2000, 116-120.
Cartas sobre la formación de sí mismo, Palabra, Madrid, 2000, 107-130.
Libertad y responsabilidad. La Rosa Blanca en Escritos Políticos, Palabra, Madrid, 2012, 13-25.

lunes, 22 de octubre de 2012

¿Qué es la profesión?

Durante las próximas semanas nos ocuparemos de la conferencia que Romano Guardini pronunció el 19 de julio de 1960 en el antiguo ayuntamiento de Munich como motivo del 20 aniversario del atentado contra Hitler. En recuerdo de las personas que intentaron salvar a Alemania del Nazismo, nuestro autor habló de la libertad. El texto es muy rico. En futuras entradas profundizaremos en él. Hoy quiero detenerme en un tema secundario que aparece en relación a la libertad: la profesión.

¿Qué es la profesión? Creo que todos sabríamos definirla pero no con el acierto, la riqueza y la profundidad como lo hace Guardini. Leamos con atención: “La profesión es el punto de intersección de la existencia individual y la colectiva: el lugar donde el individuo se encuentra en la conexión del todo y donde la totalidad recibe vida de la obra del individuo.” (Libertad en Preocupación por el hombre, Guadarrama, 1965, 130-131).
 
Es decir el ejercicio profesional es el punto donde me encuentro con la comunidad, con la sociedad y ésta se encuentra conmigo. ¿En qué consiste este encuentro? En el servicio, es decir, donde la comunidad recibe vida a través de la obra, del trabajo del individuo. Al mismo tiempo, el individuo entra en conexión con la totalidad, conoce sus necesidades y le sirve según el modo y manera como se siente llamado. Este aspecto vocacional de la profesión también es reseñado por Guardini. Así escribe: “Se refiere a la actividad a que soy llamado por parte de mi ser: si entrar ahora en si la vocación profesional viene aún de más lejos. Naturalmente hay gradaciones de evidencia y fuerza. Es afortunado el que puede decir: Sé que estoy dotado para esto: me siento impulsado a esto: mi tarea vital ha de ser ésta, y ninguna otra” (Libertad en Preocupación por el hombre,131). No siempre podemos decir que el ejercicio profesional responde a una llamada vocacional tan nítida como la antes descrita. Por eso, Guardini también reconoce que “Ese ser llamado puede debilitarse y verse como: Dentro de las posibilidades dadas, eso es lo que mejor corresponde a mis disposiciones. Incluso puede limitarse a un punto de vista superficial, pero muy real: De esa manera puedo servir, del modo más decente, al sustento vital mío y de mi familia” (Libertad en Preocupación por el hombre, 131). Por lo tanto, la profesión tiene también raíces alejadas de la  vocación pero igualmente legítimas.

 En el contexto de la conferencia que estamos analizando Guardini señala que la profesión la debe elegir el individuo y nadie más que él. Pero esta libertad presupone por parte de cada uno cierta madurez humana y responsabilidad, es decir: “Presupone que la persona, llegada a responsabilidad, sepa que está, dentro del contexto del conjunto social, en un puesto que, a la vez que para él, tiene importancia para todos. Es real en la medida en que, quien la reclama, sienta la responsabilidad por la cosa y el gusto por su buena realización” (Libertad en Preocupación por el hombre, 131-132). También presupone por parte del Estado facilitar la libertad de elección por todos los medios que tenga a su alcance, especialmente los referentes a la formación.  Lo puesto por el individuo como la tarea del Estado es igualmente importante. Porque si desaparece la responsabilidad y madurez del individuo como la conciencia de lo que implica y es el ejercicio de la profesión para él y para toda la comunidad, entonces, es fácil que aparezcan los totalitarismos (en forma de estado u otras variantes) y se señale al individuo su lugar de trabajo al margen de su libertad. Para nuestro autor, la aparición de los totalitarismos, como tendremos ocasión de ver en próximas entradas, no es consecuencia de fuerzas externas que se imponen con violencia al individuo, sino que proceden de la debilitación interna del individuo que al carecer de principios absolutos, valores trascendentes y convicciones queda indefenso y por lo tanto a merced del más fuerte. La violencia que se ejerce sobre él puede ser política, pero también mediática, social, etc. De este último aspecto tendremos ocasión de hablar en más ocasiones.

 

 

lunes, 15 de octubre de 2012

Misión de la universidad en Romano Guardini III

Con esta entrada terminamos nuestro comentario a la conferencia La responsabilidad del estudiante para con la cultura publicada en el volumen Tres escritos sobre la universidad. La tercera parte de la conferencia es un resumen del ensayo La cultura como obra y como riesgo (en Preocupación por el hombre, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1965, 25-52).  Quien desee ahondar y profundizar en los temas que ahora abordaremos debe necesariamente ir a este último ensayo. Allí queda bien explicado el proceso de la creación cultural y los riesgos que ello comporta. Precisamente esos riesgos son los que comenta Guardini en La responsabilidad del estudiante para con la cultura. En definitiva, ¿de qué se trata? Nuestro autor constata un peligro: "Este peligro ha ido aumentado a lo largo de la historia y ahora se agudiza: la cultura se vuelve contra quien la ha creado" (Tres escritos sobre la universidad, 53).
El principal obstáculo para tomar conciencia de esta situación se encuentra en el mito del progreso. Hasta hace un siglo el ser humano había identificado el paso del tiempo con el progreso hacia una sociedad y un mundo más humano y más justo, sin embargo, el desarrollo de la historia humana no sigue un paralelismo con el de la historia natural desde un punto de vista evolutivo. El avance de la cultura no comporta necesariamente una configuración social más humana y conforme a la existencia humana. Guardini no denuncia el desvarío ético en el que puede caer la técnica, por ejemplo, los decubrimientos científicos orientados hacia la producción de armas. Lo que le preocupa es algo de mayor entidad y calado, es decir, el hecho que se está generando una cultura inhumana, donde cada rama del saber permance desviculada de las otras y no se atiene a una visión orgánica de la vida y la existencia humana. 
 "La idea de la autonomía del crear humano ha llegado a un punto en el que cada una de sus distintas formas de trabajo (ciencia, política, arte, economía, etc.) se ha desarrollado a partir de sí misma preocupándose poco de otras. Con respecto al todo cultural, se trata de un proceso análogo a como si en un organismo los órganos particulares se desarrollaran en exceso y sin entrar en relación con los otros. Nuestra cultura se compone en gran medida, de funciones particulares hipertrofiadas" (Tres escritos sobre la universidad, 56).
Dicho esto Guardini se pregunta quién tiene conciencia de ello y a quién le preocupa esto: "¿vive esta preocupación como un elemento de nuestra cultura, como un factor que ejerce alguna influencia? Me temo que no. Pero ¿y si de que esto suceda dependiera nuestro futuro? ¿Y si de ello dependiera la posibilidad de la continuidad de la existencia o, en todo caso, la posibilidad de una vida con sentido y humanamente digna?" (Tres escritos sobre la universidad, 59).

Propone Guardini crear una actitud frente a la cultura que de algún modo la juzgue, la norme, la critique, la dirija humanamente. Esta disposición debería contener los siguientes elementos:
  1.  Recuperar la unidad perdida en la modernidad. La existencia humana no es una suma de elementos sino un todo vivo donde cada una de sus dimensiones, tareas, facetas está interrelacionada con otras. Escuchemos a Guardini: "Sobre todo, debería superar la idea de que los diversos ámbitos culturales son autónomos, pues la existencia humana constituye un todo - hoy más que nunca, y en una medida cada vez más rapidamente creciente."(Tres escritos sobre la universidad, 60).
  2. Se debería tomar conciencia de la falsedad del mito del eterno progreso. (Cfr. Tres escritos sobre la universidad, 61)
  3. Es necesaria la ascesis: "Nada grande se logra sin ella; pues la ascesis no es otra cosa que la autodisciplina que renuncia a algo deseable para alcanzar algo más alto; reduce un efecto parcial para que crezca el todo; en la economía del propio ser, potencia las fuerzas de penetración intelectual, de libertad y responsabilidad frente al impulso y la indolencia." (Tres escritos sobre la universidad, 61). Creo que esto lo podríamos identificar con lo que hoy llamamos la cultura del esfuerzo.
  4. En el centro de la cultura debería encontrarse la persona y a partir de ella debería conducirse el progreso cultural, político, económico y social.  Así lo escribe Guardini:
"Y, en fin, este comportamiento debería de tener un punto de referencia respecto al cual puedan juzgarse y ponerse en relación los aspectos particulares de la cultura. Tal punto de referencia es una correcta idea de la persona humana. Hay que conocer qué es el hombre; cómo existe en el tiempo; qué jerarquía de valores vale para él; qué es importante y qué no lo es; qué es fin y qué es medio"  (Tres escritos sobre la universidad, 62).
Estos elementos configurarían una actitud que debería tomar cuerpo en los individuos de la sociedad, en todos y cada uno de ellos. Pero indudablemente, algunas instituciones están llamadas a asumir la responsabilidad de proponer esta actitud cultural y preocupación por el hombre. Entre ellas, la universidad tiene un lugar destacado. Se pregunta Guardini
"¿No podría ser la universidad un lugar donde se reflexione sobre estas cuestiones, donde se reconocieran estas tareas y donde se pudiera adquirir la conciencia que haga posible su realización? ¿no debería ella, que era y sigue siendo -a pesar de todo detrimento- el lugar más importante de la investigación de la verdad; no debería ella asumir especialmente esta preocupación?" (Tres escritos sobre la universidad, 64).
Subraya por último Guardini de que no se trata simplemente de una tarea meramente teórica, sino profundamente pedagógica, pues consiste en "formar una viva conciencia de la existencia humana; una sensibilidad para los efectos recíprocos que desempeñan un papel en ella; una viva responsabilidad a la vista del caos interior emergente y cada vez más inquietante; una auténtica preocupación por el hombre y por su obra" (Tres escritos sobre la universidad, 64).

lunes, 8 de octubre de 2012

Misión de la Universidad en Guardini II

La semana pasada hicimos una síntesis de la primera parte de la conferencia La responsabilidad del estudiante para con la cultura que se encuentra publicado en el libro Tres escritos sobre la Universidad. En esta entrada quisiera comentar la segunda parte titulada "Examen de Conciencia" que omitimos por cuestión de espacio hace siete días y que a mi juicio guarda pensamientos valiosos y de gran actualidad para el hombre y la cultura de hoy. Me centraré en dos puntos:  a) El examen a que somete Guardini  la tarea y la labor del investigador; b) La tarea que impone a la actividad filosófica en la universidad.

Investigadora de la Universidad CEU Cardenal Herrera
¿Qué idea tenemos de lo que es un investigador? La de alguien dedicado a desentrañar la realidad material con el fin de obtener conocimientos que puedan posteriormente ser fuente de aplicaciones técnicas, es decir, útiles para la sociedad. Bien, pues esta visión es revisada por Guardini en la medida que pueda darse una primacía de lo útil frente a lo verdadero. Es decir, la apliación técnica de los conocimientos científicos debe estar guiada éticamente por la verdad y el bien integral del hombre. Si la ciencia no está normada y guiada por la verdad puede, y de hecho lo ha estado y lo está en muchos casos, quedar sometida a los intereses económicos o políticos, y lo útil puede convertirse en perjuicial para el hombre, como lo demuestra, por ejemplo, la aplicación bélica de muchos descubrimientos científicos o ciertos comportamientos que últimamente viene denunciando la bioética. Guardini rescata la figura del científico responsable y consciente de las posibles consecuencias éticas de sus descubrimientos. Escuchémosle:
"Esto ha de llevar a una trasnformación del ethos académico mismo. Antes vivía en él la conciencia de una especial responsabilidad. Esta consistía no solo en que sus resultados deberían ser correctos -porque de lo contrario en cualquier parte salta por los aires una máquina-, sino que estaba relacionado con el concepto de investigar y de la verdad como tales, y con la importancia que estos tenían para la integridad de la existencia en general. Más aún y ante todo: aquella responsabilidad residía en la dignidad del servicio a la verdad como tal. Todo esto ha desaparecido en gran medida. El científico se ha identificado con su rendimiento; y este vale tanto como su utilidad. Así, el científico pierde su antiguo lugar en el conjunto de la existencia." (Tres escritos sobre la universidad, EUNSA, Pamplona, 2012, 46).
Guardini impone a la universidad la difícil tarea de volver a fundar la investigación sobre pilares que trascienden la mera utilidad pero sin los cuales la investigación científica puede peligrar. Sólo así, la aplicación técnica encontrará su lugar adecuado en el conjunto de la existencia humana, colaborando al  bien integral del hombre y la humanidad:
"La invesigación de lo que puede orientarse a un aumento de lo útil y poderoso logra su fiabilidad científica última solo porque hay ámbitos de investigación en los que no se puede hablar en absoluto de utilidad y de poder. Tan pronto como ese concepto de investigación deja de determinar la actitud científica, aparecen las posibilidades de confusión más funestas" (Tres escritos sobre la universidad, 43-44).
Fuera ya del ámbito científico y por concluir la segunda parte de La responsabilidad del estudiante para con la cultura, quisiera comentar lo que dice Guardini en relación a la actividad filosófica en la universidad. Concretamente critica lo que denomina periodismo filosófico, la filosofía impuesta (utilización por parte de las ideologías y los totalitarismos de la filosofía) y el vago e impreciso escepticismo que empezaba a imperar en su época. Esta última renuncia a la verdad le preocupa especialmente, pues,
"Esto no constituye, por ejemplo, una actitud escéptica a partir de una aguda crítica, o una desconfianza provocada por la larga experiencia de los aspectos cuestionables de lo humano, sino mucho más: una debilidad en el punto inicial del pensar, una indiferencia respecto a los criterios absolutos, un ablandamiento en el núcleo de la persona, y con ello, en el núcleo de la historia." (Tres escritos sobre la universidad, 51).
Instalaciones de la Universidad CEU Cardenal Herrerra
El actual relativismo y escepticismo, lejos de ser filosóficamente riguroso, es una debilidad intelectual, una falta de compromiso personal con la verdad, una pereza a la hora de pensar que destruye de manera inconsciente al hombre y que lo deja, sin que él tenga conciencia, en manos del poder político, cuando no de la publicidad, las modas o los falsos líderes o mesías. Por eso, reclama perentoriamente la vuelta a principios y valores absolutos, pues la humanidad sin principios es fácilmente presa de los totalitarismos
"Pero allí donde falta la fuerza de una definición intelectual y de una toma de posición personal, entra en su lugar algo distinto: la violencia. El totalitarismo se hace posible precisamante en tanto que el individuo disminuye la voluntad de lo incondicionado. Sin la fuerza para un sí o un no, no hay libertad. La tiranía del Estado y la debilidad del núcleo personal son dos caras de la misma realidad" (Tres escritos sobre la universidad, 51).  
Guardini concluye que la universidad está llamada a recuperar el amor y el compromiso con la verdad, ella es el ámbito cuyo ethos está determinado por la verdad. Si renuncia a ella la universidad quedará reducida a centro de formación meramente profesional. 

Con esto hemos terminado de comentar la segunda parte de la conferencia La responsabilidad del estudiante para con la cultura. Queda una tercera sección titulada "La responsabilidad mayor" que esperamos abordar la próxima semana y que mucho tiene que ver con el ensayo La cultura como obra y como riesgo (en Obras, Vol. 1, Cristiandad, Madrid, 1981, 135-158).



lunes, 1 de octubre de 2012

Misión de la Universidad en Guardini I

Publicamos hace unos meses una breve reseña sobre el libro Tres escritos sobre la universidad. Al inicio de este curso académico he propuesto su lectura a mis alumnos de 1º de Derecho y Ciencias Políticas. El volumen contiene tres ensayos acerca de la universidad. He pedido en clase que se lea el segundo, es decir, el titulado La responsabilidad del estudiante para con la cultura. El texto es una conferencia que impartió Romano Guardini en un congreso de estudiantes universitarios el 3 de mayo de 1954.

Campus de la Universidad CEU Cardenal Herrera

La primera parte del escrito está dedicada a responder a la cuestión  ¿qué busca quien viene a la universidad? y lleva por título la tarea del conocimiento. Propone Guardini hasta cuatro modos distintos de responder a este interrogante. El primero de ellos dice así: "La etapa de la universidad  constituye por lo general el trecho vital entre la escuela y la profesión. Ciertamente exisge disciplina y rendimeinto, pero a la vez tiene el carácter de una libertad peculiar. La escuela, con sus coerciones, ha pasado; la profesión, con su rigor inexorable, no es todavía. Así se abre una posibilidad de encontrarse con cosas, personas, ideas a partir de un impulso interior" (Tres escritos sobre la unviersidad, EUNSA,  Pamplona, 2012, 28). La negrilla es mía. Esta respuesta viene condicionada por la edad a la que se accede a la universidad, la juventud. Etapa ascendente caracterizada por la libertad, que hay que aprender a gestionar, por la fuerza ascendente de la vida y la potencialidad de encontrarse con multitud de personas, de ideas, de cosas. Por lo tanto, la universidad se convierte en el marco adecuado para el descubrimiento de la vida humana y todo lo que ésta conlleva.

Responde también Guardini que la Universidad es el lugar donde uno se prepara para el ejercicio de lo que será su profesión. A la hora de ejercer esta misión nuestro autor señala que la universidad en sus programas formativos "(...) debería contener, por tanto, la idea viva de lo que es un maestro, un hombre de derecho, un ingeniero ..., o sea, cómo se hallan en el conjunto de la vida y partir de que ethos han de desempeñar su trabajo" (Tres escritos sobre la unviersidad, 31). Vuelve Guardini a la forma o figura, es decir, a la "Gestalt" o imagen que se debe tener presente a la hora de organizar unos estudios profesionales. Antes que nada ¿qué es un médico y qué tarea ética está llamado a desempeñar en la sociedad? Los programas de estudios deben poseer un orden y estructura, pero deben ser estructuras dinámicas, deben estar abiertos y nunca cerrados pues la figura que quieren engendrar es una forma viva. El reto está en transformar el saber en una forma viva profesional. Esto no es fácil.

Una tercera respuesta a nuestra cuestión es la investigación. Dado el carácter libre de la investigación que busca saber sin necesariamente un posterior aplicación técnica, puede entrar en conflicto con el anterior fin de la universidad: la preparación profesional: "Por tanto, es absolutamente inevitable que la voluntad de investigar entre en conflicto con aquel esfuerzo de conocimento que conduce a la profesión" (Tres escritos sobre la unversidad, 32). Sin embargo, Guardini sabe resolver, a partir de su teoría del contraste, aunque no lo diga explícitamente, esta aprente contradicción. "Pero por otro lado vemos también que el saber profesional presupone a su vez el impulso de la investigación. Si en la esfera de una ciencia disminuyera la voluntad del investigador, el saber profesional se agarrotaría y ser convertiría en una cuestión de transmisión esquemática" (Tres escritos sobre la unversidad, 33).

En cuarto lugar y por último la unverisidad se busca la verdad. "Tan pronto como la verdad deja de estar como norma en la conciencia de la unviersidad, ésta se pone enferma" (Tres escritos sobre la unviersidad, 34). Guardini cita a Platón repetidamente en estas páginas dedicadas a la verdad para indicar que no nos encontramos simplemente ante la verdad científica (en el ensayo habla de corrección) sino la verdad en sentido filosófico, es decir, aquella que descubre el sentido de las cosas manifiestando su esencia. A partir de ella, aparece una tarea importantísima: "Aquí se pone de manfiesto una tarea que reclama mayor atención de la que habitualmente se le presta, a saber. Una fundamentación filosófica de las ciencias particulares (de la ciencia del lenguaje, del derecho, de la salud y la enfermedad, de la educación, etc.). Y esto con la intención de proporcionar a la especialidad correspondiente, así como al trabajo profesional que se basa en ella, la fundamentación de sentido que necesita, si es que ha de comprenderse correctamente y poder insertar su función en el todo de la cultura" (Tres escritos sobre la unviersidad, 37).

Cada una de estas funciones de la universidad están ordenadas en el orden expuesto, es decir, la investigación no es posible sin la fuerza de la verdad, y la profesión sin la ayuda conveniente de la investigación, y la profesión ordena de manera ética el impulso ascendente y vital que procede de la juventud. "Así, en lo que hacemos en la universidad se muestran estratos de sentido distintos pero ordenados unos a otros" (Tres escritos sobre la unviersidad, 39).

El ensayo La responsabilidad del estudiante para con la cultura tiene dos secciones más: Examen de conciencia y La responsabilidad de mayor. Espero comentarlas próximamente.